Las Cosas No Siempre son Fáciles
Con el tiempo, el don de Isabella se volvía más complicado y difícil de llevar. Aunque veía cosas felices, también veía cosas tristes que le pesaban en el corazón. El saber lo que iba a pasar a veces la ponía triste, especialmente cuando no podía compartir las malas noticias.
Un día, vio un incendio que iba a destruir la tienda de un comerciante querido en el pueblo. Aunque intentó advertir, el comerciante no le creyó. El fuego sucedió tal como Isabella lo había predicho, y eso la hizo sentir impotente.
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